Baja California, 5 de abril del 2022.- La vaquita marina (Phocoena sinus) es hoy el animal más cercano a la extinción en todo el mundo, con tan sólo ocho ejemplares vivos, según la más reciente estimación dada a conocer por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En un video que circuló en marzo de 2020, pescadores furtivos grabaron la muerte de una de las últimas vaquitas marinas del Alto Golfo de California, enmallada sin poder salir a la superficie a respirar.

En las imágenes captadas a bordo de una embarcación menor (panga) se observa al ejemplar adulto ahogado, inmóvil, mientras un joven intenta liberarlo de una red de ocho pulgadas de luz de malla, de las que son utilizadas para capturar ilegalmente al pez totoaba.

En vísperas de lo que será la segunda visita de una misión de observadores internacionales a México, —la primera fue en mayo de 2019—, nada ha cambiado en la región.

Las pangas siguen saliendo a pescar de día o de noche, sin ninguna restricción, por rampas no autorizadas y con artes de pesca que quedaron prohibidas desde el 24 de septiembre de 2020.

Tras permanecer varias horas observando la actividad incesante en el malecón, cerca del Faro de San Felipe, Baja California, Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica, pudo constatar que no hay presencia de autoridades, y que se siguen utilizando las redes tradicionales.

“Las embarcaciones sin rótulos que bajan por aquí, en esta rampa que no es la oficial, son las que no tienen permisos, y que al no tener nada que perder, ingresan a la zona de cero tolerancia de la vaquita marina a pescar en el mejor de los casos escama o camarón”, advirtió.

Las conclusiones de la misión de expertos de la CITES, (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), se darán a conocer a los 184 países miembros en el mes de noviembre en la COP-19 de Panamá.

Mientras tanto, la zona de cero tolerancia de la vaquita marina, el hábitat más crítico de la especie, con mayores avistamientos a lo largo de la historia, y donde no debería haber siquiera tránsito de embarcaciones, sólo existe en el papel, de acuerdo con testimonios.

“Sí, hay abandono, según los informes gubernamentales la zona de cero tolerancia está monitoreada casi que las 24 horas del día, a través de distintos medios, pero no es así, no hay control y prueba de ello es la pesca que se tiene en el sitio”, lamentó Daniel Arellano Millán, coordinador de Campo de Pesca Alternativa de Baja California (Pesca ABC).

Reportes independientes a los que tuvo acceso Excélsior, dan cuenta de la presencia, tan sólo entre el 4 y 11 de marzo pasados, de 201 pangas realizando actividades ilícitas en la zona de de cero tolerancia.

Los días que más incursiones ilegales se pudieron documentar con videos y fotografías fueron el 7, 9 y 10 de marzo con 71, 89 y 27 embarcaciones menores, respectivamente.

Enoch Enrique Rizo, gerente de Operaciones del Buque Narval del Museo de la Ballena, reconoció que continúa la pesca en la zona de cero tolerancia, porque “sí el camarón se mete a ahí, obviamente el pescador va a ingresar a realizar sus actividades”.

Por su parte, Alonso García Lucero, presidente de la Sociedad Pesquera Faro García, consideró que cuidando al máximo la zona de cero tolerancia, se podría asegurar la supervivencia de la vaquita marina, y la viabilidad de las comunidades pesqueras de Baja California y Sonora.

“Si realmente el gobierno estuviera interesado en vigilar y hacer algo por la vaquita marina, pondría un estricto manejo de la zona de cero tolerancia, y nos permitiría pescar de manera legal fuera de esos límites”, manifestó.

Recientemente, el Gobierno de México expuso ante la comunidad internacional, presente en la 74ª reunión del Comité Permanente de la CITES, su visión muy particular de lo que pasa en la zona de cero tolerancia de la vaquita marina.

“La Secretaría de Marina ya ha estado llevando a cabo acciones de monitoreo cotidianas y permanentes a través de un barco que está presente en la zona de cero tolerancia; por eso en los últimos meses, no hubieron más reportes de pangas o embarcaciones dentro de esta zona de tolerancia”, aseguró Blanca Alicia Mendoza Vera, titular de la Profepa.

En el último informe exhaustivo enviado a la CITES en diciembre de 2021, el gobierno mexicano establece, por ejemplo, que de mayo a octubre del año pasado, mil 785 funcionarios de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) participaron en las acciones de inspección y vigilancia en el Alto Golfo de California.

La propia Blanca Alicia Mendoza Vera, retó a los asistentes al encuentro sobre comercio internacional de especies realizado en Lyon, Francia, a no poner en duda los avances de nuestro país en la conservación de la vaquita marina y el combate al tráfico ilegal de totoaba.

“Creo que debe tenerse en consideración, qué México cumple, México no miente, México tiene pruebas, México puede aportarlas en el momento que sea necesario”, subrayó.

Documentos oficiales obtenidos a través de la Ley de Transparencia, indican que Profepa sólo cuenta con 443 inspectores federales acreditados y que no hay subcontratación de personal, por lo que se desconoce de dónde salieron los mil 785 funcionarios que presume el reporte.

Lo mismo pasa con la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), únicamente tiene 105 oficiales federales en todo el país e informa sobre la presencia de 880 elementos en la región durante este periodo.

Extracción de redes

En el reporte semestral entregado a la CITES, el gobierno de México destaca como un logro que no se hayan retirado redes fantasma o abandonadas desde mayo de 2021 en la zona de cero tolerancia de la vaquita marina, lo que podría tener varias explicaciones.

Daniel Arellano Millán, coordinador de Campo de Pesca ABC, aclaró que los recursos que aporta anualmente la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) para los 30 pescadores en estas tareas a bordo de 15 embarcaciones menores, llegaron tarde y con recortes, por lo que no se pudieron extraer artes de pesca prohibidas.

“Los retrasos en la llegada del dinero fueron mermando las actividades como se tenían programadas; este tipo de acciones provocaron mucho desánimo entre los pescadores, al grado que muchos ya no quieren seguir colaborando en la próxima temporada”, adelantó.

Además, el nuevo convenio que Profepa hizo firmar al Museo de la Ballena y Sea Shepherd, prohíbe a barcos de las organizaciones de la sociedad civil, que operan con sus propios recursos, extraer redes ilegales, como lo hicieron durante cinco años, ya que sólo pueden reportarlas y esperar a que la Secretaría de Marina (Semarnat) acuda a recogerlas.

De 2016 a 2020, esta actividad permitió a las ONG retirar más de mil artes de pesca prohibidas, utilizadas principalmente para capturar totoaba, y es uno de los pocos “logros”, que México puede presumir al mundo.

El dato. Las autoridades han presumido en sus reportes una gran cantidad de personal desplegado en la zona, pero no cuentan con dicho personal.

También existe un cambio del modus operandi de los pescadores furtivos, que ante la ausencia de los disminuidos barcos del Museo de la Ballena o Sea Shepherd patrullando la zona de cero tolerancia, tienen tiempo suficiente para recoger sus redes ilegales, y no dejarlas abandonadas como ocurría antes, cuando tenían que salir a todo velocidad en el momento que aparecían los activistas.

La forma más fácil de comprobar que todavía sigue la pesca ilegal es realizar un recorrido por el tiradero a cielo abierto a las afueras del Puerto de San Felipe, atrás del cerro El Machorro, donde existe un cementerio clandestino de totoabas, ya sin buche, que fueron capturadas con esas redes prohibidas, que ya no aparecen en las bitácoras oficiales.

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