Ciudad de México, 18 de agosto del 2024.- El acta de defunción tiene fecha del 10 de junio de 2024. Ese día, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) había perdido el registro y, con ello, su fuerza política. Los dueños de la marca intentaron que resucitara al tercer día. El tribunal electoral, sin embargo, desechó las impugnaciones con las que buscaban pepenar miles de votos y el PRD fue desconectado finalmente el 8 de agosto.
Todo empezó en las elecciones del 2000: AMLO, que compite por la jefatura, se niega a acompañar a Cárdenas a sus mítines de la campaña presidencial. Bejarano, coordinador de campaña de López Obrador, me dio una didáctica explicación sobre el distanciamiento:
“Cuauhtémoc iba en picada, su candidatura no nos convenía”. El desencuentro más serio entre los caudillos sucedió el 22 de junio, durante la visita de Cárdenas a la UNAM.
“Al tratar de coordinar esa visita con Andrés Manuel, me encontré con que él se negaba a asistir a ese encuentro”, relata Cárdenas en uno de sus libros. “Hubo que insistirle a través de varios enviados y fue hasta poco antes de la hora prevista para el mitin que aceptó asistir, resistiéndose hasta el último minuto a hacer uso de la palabra. Dio un corto saludo, pero ya era claro ante el PRD que él llevaba las cosas por su lado y yo por el mío”.
El 2 de julio, mientras Cárdenas quedaba en tercer lugar en las elecciones presidenciales, AMLO ganaba la jefatura de la capital por 4.5 puntos. Para Bejarano aquella noche “fue el nacimiento político de López Obrador y el ocaso de Cuauhtémoc”. Pero también el nacimiento de una enemistad. Fiel a la tradición de izquierda, el PRD nació y murió dividido entre grupos que reñían hasta por un lápiz.
A las causas de su fallecimiento habría que añadirle el daño que le hicieron sus dos grandes caudillos –Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador–, los pequeños círculos que se distribuían el poder, la incapacidad que tuvieron sus dirigentes para autorregularse y la corrupción que sedujo a las corrientes. A medida que el PRD avanza, enfrenta crisis y conflictos internos, desde el escándalo de la «Leche Betty» hasta el caos electoral y los escándalos de corrupción.
La popularidad del PRD se desploma con el tiempo, especialmente al enfrentarse a Morena, el partido emergente de AMLO. Finalmente, en 2024, el PRD pierde su registro tras una serie de fracasos electorales y alianzas cuestionables, mientras Morena sigue dominando la política nacional.
